Cuando la clase obrera cambio de piel

Acción colectiva y cultura política de fin de siglo en Bolivia

En este articulo de “Cuando la clase obrera cambio de piel” hablaremos de la cultura política boliviana en los años 90s estuvo marcada por una viva movilización de múltiples sectores de la sociedad. Pero no todo fue siempre así, ya que antes de los 90s y las restructuraciones económicas, la ciudadanía y la cultura política bolivianas tenían sus expresiones en el sindicato y el proletariado minero. En palabras de García Linera:

“Desde el momento en que esto empieza a suceder, el sindicato deviene el modo de ejercicio de la ciudadanía legitima, lo que significa que es una fuerza que emerge desde la sociedad hacia el Estado, pero también una fuerza cuya legalidad emana del estado para aplicarla a la sociedad. Desde entonces, ser ciudadano es ser miembro de un sindicato” (Linera, pág. 149)

Este será el eje por el cual gran parte de la ciudadanía y la sociedad civil encontrará una expresión legítima a sus demandas e inquietudes, en otras palabras, la cultura política tendrá su expresión en un tipo de producción más industrializada y de predominancia minera.

La emergencia de un tipo de ciudadanía y expresión política distintas tendrá su origen en el cambio de las fuerzas productivas en Bolivia, el abandono y pronta destrucción del sindicato como expresión política, finalmente también, el nuevo diseño estatal y el monopolio de la representación política por los partidos, serán las causas a corto plazo de un nuevo tipo de cultura civil que levante un nuevo sentido de época. El monopolio de la representación política (con una ley electoral que prácticamente eliminaba a los partidos pequeños, entre ellos los partidos marxistas) en los años 90 lo tendrán los partidos políticos más grandes y tradicionales dentro del escenario parlamentario. El cometido de las elites políticas en esos años era que todo tipo de representación o demanda de la sociedad civil sea canalizado por la forma partido, para así garantizar los criterios de gobernabilidad y gobernanza, así como evitar cualquier tipo de conflictos con los sindicatos. Por otro lado, después del decreto supremo 21060, que en resumidas cuentas des- proletarizaba al sector obrero casi en su mayoría, además de implementar medidas de flexibilización laboral. Lo que siguió a esto, fueron dos Estados de excepción para dispersar la lucha y encarcelar a los principales dirigentes obreros. Con esta ofensiva neoliberal, la forma sindicato de ciudadanía quedaba totalmente aplastada por las fuerzas represivas, el aparato estatal y las nuevas políticas económicas de relocalización de la mano de obra fabril, minera y burocrática.

La necesidad de reinvención ante esta nueva situación encontrará sus expresiones en otros tipos de organización y expresiones de sentido. Es verdad que una buena parte de las organizaciones que irrumpirán en el escenario nacional tendrán protagonismo desde finales de los años 70s y adelante. Sin embargo, el proyecto de estas nuevas organizaciones estará marcado por una distinción fundamental: el rechazo a las políticas neoliberales y a la elite política anquilosada en los partidos políticos tradicionales. Las primeras expresiones serán la de los campesinos aymaras del altiplano, organizados de manera fragmentaria pero con propósitos comunes. Entre sus tácticas más sobresalientes estarán los bloqueos de caminos y los cercos a las urbes. Es en esta época que la CSUTCB cobrará una importancia decisiva en el escenario político boliviano de los 90s. Esta estructura sindical adoptará las tesis kataristas como fundamento ultimo de su programa. Así mismo, esta nueva fuerza sindical entablará contactos con los cocaleros del chapare liderados por Evo Morales. La lucha del sector cocalero (conformado por ex mineros relocalizados a las zonas tropicales del chapare) tendrá como premisa básica evitar la erradicación de la coca por parte del gobierno de turno y sus alianzas con la DEA. Es importante mencionar a este sector ya que impulsarán en los momentos más álgidos de lucha el sentimiento anti-imperialista e injerencista que en ese momento Estado Unidos ejercía sobre Bolivia. Las demandas de estos sectores se concentraran básicamente en evitar la injerencia extranjera sobre Bolivia, impulsar un mayor reconocimiento de los pueblos indígenas y sus demandas, además de plantear la conformación de un “brazo político” para concurrir a las elecciones y hacer frente a los caciques políticos del momento (Webber, 2012, págs. 120,121,122). El encuentro más emblemático será el de la Asamblea para la soberanía de los pueblos (ASP), donde se decidirán los candidatos y la estrategia a seguir ante la ofensiva neoliberal. Es importante destacar el carácter ecléctico de todas las organizaciones que participaban de estas asambleas, muchas de ellas eran pueblos indígenas que vivían en condiciones paupérrimas del sector oriental boliviano, algunos eran indígenas quechuas del valle y los principales eran los indígenas aymaras de las distintas comunidades altiplánicas representadas mayoritariamente por la CSUTCB.

Como bien menciona Raquel Gutiérrez, entender la relación yuxtapuesta de todas estas formas de cultura política solo puede ser posible si se toma en cuenta las especificidades culturales de una sociedad como la Boliviana, y sus múltiples formas de explotación, racismo y disputas patrimoniales y étnicas (Gutierrez, 2014, pág. 29). Si combinamos este elemento con la ofensiva neoliberal que se dio en toda la región, se tiene un nuevo tipo de confluencia en los bordes de la sociedad. El desplazamiento a nuevos tipos de organización implica también, el relacionamiento con nuevos tipos de producción de sentido y significantes hacia el resto de la sociedad civil. Es así, que la cultura política boliviana de los 90s se contagiara de un nuevo sentido común, que rechazará en su totalidad, el multiculturalismo liberal, la individualización de la ciudadanía y la oligarquización de la representación política mediante poliarquías atrincheradas en el Estado. El mensaje básicamente consistirá en mostrar que los recursos públicos deben ser distribuidos de formas más racionales y equitativas, así como presentar a las elites supuestamente representativas, como las causantes inmediatas del deterioro de la política y su incapacidad de atender las demandas más importantes de la sociedad boliviana.

Fuente: Diego Otero / Cuando la clase obrera cambio de piel

BIBLIOGRAFIA

Gutierrez, R. (2014). Rhythms Of The Pachakuti. Indigenous uprising and state power in Bolivia . Duke University Press.

Linera, Á. G. (n.d.). La Potencia Plebeya. Accion colectiva e identidades indígenas, obreras y populares en Bolivia . La Paz: Instituto Internacional de Integración del convenio Andres Bello.

Webber, J. (2012). Red October. Left Indigenous Struggles in Bolivia . Chicago, ILL: Haymarket Books.

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