La tierra en Bolivia como problema histórico

La Tierra en Bolivia

Bolivia es un país con una extensión de 1.098.581 km², podríamos decir, que prácticamente la tierra en Bolivia ha sido una de las problemáticas históricas más determinantes. El territorio ha sido contado desde la paisajística de los cronistas de la colonia, tanto en sus versiones escritas como en las visuales. Históricamente las montañas y las mesetas de los valles, han sido parte de la narrativa cronística. Las montañas que lucen belleza y esconden minerales valiosos. Me refiero a la historia de la plata, el estaño y sus excedentes. La historia del comercio colonial también, la de los mercados y centros de abasto. El consumo incipiente y un criterio de negocio que se resume en una palabra: Rentismo. La historia de Potosí y su cerro es la primera historia del rentismo

Hago hincapié en el término, como hilo conductor de nuestra historia. Rentismo también puede ampliarse a una variedad de prácticas institucionales y sujetas al ejercicio coercitivo del poder Estatal. En lo que respecta a la temática de este artículo, el rentismo debe ser entendido como un criterio para generar excedente, que salpica al mercado en su versión productiva y comercial. La renta minera en el periodo colonial y republicano permitieron la construcción de un débil mercado interno y un mercado externo dependiente de las operaciones de las potencias de turno. Las repúblicas nacientes durante la primera mitad del siglo XIX adoptaron el rentismo heredado del periodo colonial. Motivo de salvaguardar un orden institucional que mantenía la clásica estructura de poder colonial y excedentes económicos inmediatos, se crearon instituciones sociales, jurídicas y políticas particulares.

En lo que se refiere a la tierra actualmente, la renta proveniente de los granos y el ganado vacuno constituye una nueva relación con el excedente, en consonancia con la renta hidrocarburífera y petrolera. Términos muy variados como extractivismo/agroextractivismo también resuenan como posibles términos analíticos e interpretativos muy útiles. Extracción y renta entonces. La tierra en Bolivia ha cumplido un rol ampliamente extractivo y rentista. En la colonia se vio marcado por el despojo a las comunidades originarias. La republica en mayor y menor medida mantuvo el despojo y avasallamiento a las tierras milenarias, como le dicen. El siglo XX cambio la relación de la tierra con el sector que la trabaja, a decir: Lo que la historiografía nacionalista bautizo como el campesino. Del indio al campesino entonces. La reforma agraria en occidente repartió los latifundios de los valles y el altiplano a los campesinos que la trabajaban. El campesino incorporaba entonces una novedad organizativa para la toma de decisiones colectivas: La fundación de la Central Sindical Única de Trabajadores de Bolivia (CSUTCB). El campesino como trabajador de la tierra, casi obrero. Un análisis más minucioso de dicha reforma escapa a los objetos de este artículo. En cuanto a la tierra, dejó de haber excedente (del latifundio al minifundio improductivo) pero si hubo redistribución. El campesino seguía privilegiando la titularización al excedente. En los gobiernos militares la lógica rentista empezó su mutación regional del occidente del país a las tierras bajas. De las montañas y los valles, al trópico. Empezó una mutación paisajística que ninguna crónica pudo tomar en cuenta por razones varias.

La tierra y sus rentismos excedentarios empoderaron a los que más proporción de ella tenían. Los expertos dicen que no hubo reforma agraria en tierras bajas, tan solo estudios del potencial productivo del territorio tropical. El caso de la misión internacional denominada “Plan Bohan” de la década de los 40s del siglo XX, es muy llamativo en este sentido. Algunos ingenieros afirmaban que Bolivia podría ser el próximo granero del mundo. Sea exagerado o no, había una nueva proyección rentista en la ciudad de Santa Cruz.

Esto nos lleva a nuestros periodos actuales. El Estado rentista en su versión más excedentaria, quizá. El crecimiento de la última década y media tiene como causales a la renta hidrocarburífera y la renta agropecuaria. El Estado inyectando capital a las grandes concentraciones de tierra. Los nuevos latifundios de las tierras bajas. La alianza entre el Estado y los latifundistas cambio el relacionamiento de los que trabajan en la tierra. Pasamos de la mutación denominativa de “campesinos” a “Interculturales”. Wilfredo plata en un reciente artículo titulado Los campesinos interculturales, ¿Los nuevos campesinos de hoy? Alude a no solo un cambio en el nombre, sino en las instituciones campesinas en sí mismas. El campesino productivo, pasivo con sus rentas, dará paso al avasallador de tierras de títulos irregulares o informales. Plata detalla muy bien el proceso de relocalización histórica de los campesinos vallunos y andinos al trópico. Los interculturales se vuelven así, los colonos de un territorio que no es el originario, a uno potencialmente productivo. Los interculturales asumirán un rol central en el poder del Estado Plurinacional. Entonces pasamos de la organización sindical, al enfrentamiento entre facciones campesinas. Entre las organizaciones sindicales tradicionales, con las semi-tradicionales y los colonos (tradicionales y nuevos también).

Las consecuencias de este nuevo entramado productivo e institucional son muy variadas. Los que más destacan son los recientes conflictos entre grupos de colonos y facciones civiles representantes de las grandes concentraciones de tierra. En muchos casos se llegó al enfrentamiento armado (véase el reciente caso en Las Londras, por ejemplo) entre facciones sindicales y civiles. Lo que llama la atención aquí es la encarnecida lucha por la “tierra”, que en ocasiones se justifica como la restitución histórica del territorio milenario. La tierra ocupada obviamente siempre es vista como potencial productivo y debe haber algún criterio para hacerse propietario de ese territorio. En el caso de las grandes concentraciones de tierra la productividad de los granos de cultivo y la hoja de coca. generarán excedente, pero también degradación ambiental. Los desmontes para el cultivo y la deforestación serán las causales de todas las hectáreas incendiadas por la subida de temperaturas en la región de la Chiquitania, el parque Noel Kempff Mercado, El TIPNIS, etc. La imagen del rentismo hoy será entonces la del fuego y el avasallamiento, la falta de institucionalidad tiene como bastión la búsqueda del excedente en una nueva guerra civil por la tierra. 

                                                                                                                               Fuente: Diego Otero

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