Festival de Música Barroca Americana

Festival de Música Barroca Americana en La Chiquitania

Emprendimientos ejemplares en Bolivia

Una de las formas más efectivas de impulsar el propio progreso de los pueblos consiste en aprovechar las experiencias exitosas forjadas en las más diversas latitudes del planeta en todas las áreas del saber e interés humanos. La transferencia de las llamadas “best practices”, se ha constituido, sin duda, en un instrumento eficaz para ayudar a  multiplicar los esfuerzos y la creatividad humana. Una de dichas experiencias valiosas se refiere al Festival de Música Barroca Americana en la Chiquitania, que se viene realizando desde 1996, una de las regiones más pujantes y atractivas del Departamento de Santa Cruz, Bolivia

La Chiquitania

Hablar de la Chiquitania es hablar de un sueño hecho realidad. Sus orígenes se remontan al llamado Estado Jesuítico en el siglo 17, una suerte de paraíso apartado de los centros de poder, donde se pretendía crear al hombre nuevo, aquél que sea incontaminado por todas las lacras del ser humano. Los jesuitas se habían propuesto esa tarea, y posiblemente por tomarse las cosas tan a pecho, fueron expulsados de esas tierras por el rey de España hacia 1767. Su labor fue perdiéndose. La hojarasca y la pátina del tiempo empezaron a borrarla de nuestra memoria.

Pero aparecieron espíritus emprendedores que reconociendo la nobleza de los materiales con que una vez fue edificado el sueño chiquitano, empezaron a redescubrir sus cimientos y a darles nuevo realce. Pero detengámonos unos instantes primero en los forjadores de toda esta historia maravillosa.

Misiones jesuíticas de Chiquitos

Estas misiones se sitúan en una extensa área del departamento de Santa Cruz, al Este de Bolivia. El lugar comprende dos sectores: uno de ellos está compuesto por las poblaciones de Concepción, Santa Ana, San Javier, San Miguel, San Ignacio y San Rafael; el otro sector lo integra San José de Chiquitos, la misión mayor.

Se edificaron entre los años 1691 y 1760. Constituyen un ejemplo singular en la historia de la evangelización por su organización comunitaria, y por su arquitectura colonial, que no ha sido destruida con el correr de los años, a diferencia del resto de las reducciones sudamericanas. Por todo ello la UNESCO las ha declarado Patrimonio de la Humanidad en 1990.

Los templos de estas reducciones (restaurados en parte) son verdaderas joyas arquitectónicas, sino que cumplen su función religiosa en los pueblos. Construidos en el estilo barroco mestizo, presentan bellos murales, altares, y columnas, púlpitos y cajonerías tallados en madera. Se destacan, además, por la originalidad de su construcción, que se manifiesta tanto en la estructura, como en el color, la ornamentación y los materiales utilizados.

La Misión de San Javier sentó las bases en cuanto a la organización arquitectónica y espacial, estableciéndose en una especie de estructura modular, con una amplia plaza en torno a la cual se concentraban la iglesia, el cementerio, escuelas, talleres y viviendas. Ese esquema fue repetido, con algunas variaciones, en las demás reducciones jesuitas.

Aquí se celebran numerosos festivales de música basados en el Archivo Musical de Chiquitos, como el Festival Internacional de Música Barroca y Renacentista Americana. Los descendientes de los chiquitanos fabrican y ejecutan sus instrumentos en las festividades patronales y fiestas religiosas. Durante las fiestas patronales se presentan grupos de chiquitanos vestidos a la usanza de las misiones con representaciones de personajes tradicionales.

  • CONCEPCIÓN. Esta misión fue fundada en 1706. Su iglesia, una de las más bellas de la zona, fue construida entre los años 1752 y 1753 y restaurada entre los años 1978 y 1982. Cuenta con una nave de tres cuerpos, columnas de madera que soportan el techo, tres altares y pinturas confeccionadas por los lugareños. Otros elementos destacables del templo son su fachada principal y la torre de madera.
  • SANTA ANA. Fundada en 1755, esta misión es la que conserva de manera más auténtica los elementos de tradición locales.
  • SAN JAVIER. Esta misión fue fundada en 1691, y es la más antigua de las misiones fundadas por los jesuitas. La Iglesia, de estilo barroco, fue construida entre 1749 y 1752, y restaurada entre 1987 y 1993; está adornada con columnas talladas y dibujos en madera en tonos amarillo y café. En 1730, se fundó la primera escuela de música de la región para los miembros de la comunidad. Se fabrican arpas, violines y otros instrumentos.
  • SAN MIGUEL. Fundada en 1721, cuenta con una iglesia completamente restaurada, que presenta como elementos destacados su altar de hojas doradas, su cielo raso y sus grabados. En esta población se encuentra además un taller artesanal donde pueden adquirirse diferentes objetos típicos.
  • SAN IGNACIO DE VELASCO. Fundada en 1748, esta población presenta calles anchas y de color rojizo. La iglesia original, destruida en 1974, fue reemplazada por una nueva que mantiene el altar y algunas otras partes de la construcción primera, como el púlpito y los confesionarios.
  • SAN RAFAEL. Fundada en 1696, esta población presenta una iglesia (construida entre 1747 y 1749 y restaurada por un grupo de artesanos recientemente), que exhibe en su altar “Hojas de Oro”, pórticos y columnas trabajadas en madera.
  • SAN JOSÉ DE CHIQUITOS. Fundada en 1698, es la misión mayor, y está ubicada en el sur de la Sierra de Chiquitos. En 1740 se levantó uno de los únicos templos de piedra de toda la zona, constituyendo un gran ejemplo de la arquitectura hispánica. Fue construida por los nativos, con la supervisión de los Jesuitas.

Los avances durante el Siglo XX fueron lentos, empezando por el reconocimiento de lo que fue la obra chiquitana, siguiendo por la arquitectura, hasta que en algún momento muchas partituras musicales chiquitanas de la llamada música barroca, colonial o renacentista americana, fueron dadas a conocer por los mismos chiquitanos, cuyos caciques, cual guardas del fuego y la memoria, las conservaron por más de dos siglos.

Los pioneros comprendieron pronto que esa era la sustancia más valiosa que tenía la Chiquitanía para redescubrirse y reencontrarse a sí misma. Toda la actividad musical en torno a esas partituras de los siglos 17 y 18, la fabricación de instrumentos, la formación musical, la conformación de orquestas, coros y ensambles musicales, sentaron las bases para uno de los productos más ambiciosos y originales de toda nuestra América: el festival de música barroca de Chiquitos.

Ahora se trata de un festival de carácter mundial, donde orquestas y músicos de todas partes acuden a interpretar la música barroca americana, uno de cuyos más importantes repositorios proviene justamente de la Chiquitania. A partir de esa base, se propulsó el despegue de la región. La arquitectura se sumó a la música, y juntas se constituyeron en la base del turismo.

Todo ello le ha dado al chiquitano más orgullo e identidad que la que alguna vez pudo facilitarle el país, y se constituyó a su vez en la base de múltiples emprendimientos y proyectos, que encara la Chiquitanía con verdadero ahínco y pasión. Gracias, hermanos chiquitanos, por el ejemplo, por el esfuerzo, por la muestra de confianza en su porvenir.

Qué haríamos si no tuviéramos estas muestras de creatividad, de tesón y de fe en nosotros mismos y en nuestro futuro. Seguramente nos daría lo mismo estar aquí que en cualquier otra parte.

Fuente: Carlos Rodrigo Zapata C.

Festival de Música Barroca Americana en La Chiquitania

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