El Lago Titikaka y sus riquezas desconocidas

¿Han escuchado hablar alguna vez de San José de Taraco, Iña Cuyo, Sampaya, Kalaque, el Dragón Dormido, Santiago de Okola, Pariti, Santiago de Ojje, Chuquiñapi? Es probable que nunca hayan oído de estos lugares que quedan a las orillas del Lago Titikaka, porque son sitios muy escasamente conocidos para el gran público, debido en buena parte a que no han sido objeto de atención ni apoyo turístico. Estos pueblitos son parte de El Lago Titikaka y sus riquezas desconocidas.

¿De qué otro modo podría explicarse que lugares tan maravillosos que se hallan en el corazón mismo de la gema más preciosa de la Cordillera Los Andes, permanezcan envueltos en una gran bruma? La única forma de empezar a disiparla, es hablar de cada uno de estos sitios, para que cada cual pueda empezar a formarse su propio juicio.

Boliviaforums no sólo quiere llegar a todo el público que busca nuevos horizontes turísticos que le permitan valorar la riqueza paisajística de nuestro mundo y su interacción con sus pobladores y sus culturas, sino también pretende llegar a las autoridades y a los mismos emprendedores, pues el tiempo ha llegado de abrir el Lago cada vez más a diversas iniciativas y proyectos turísticos que complementen sus atractivos más conocidos: los restos arqueológicos de Tiwanaku, el Santuario de Copacabana y el estrecho de Tiquina.

Pero vamos avanzando, veamos brevemente de qué se trata esta riqueza no aprovechada.

San José de Taraco queda en el municipio de Taraco, justo en la península del mismo nombre. Allí se encuentran las avenidas de árboles centenarios más impresionantes de la región del Lago Titikaka y seguro que de todo el Altiplano. Son árboles enormes, casi todos ya centenarios, pinos, eucaliptos y otras especies. El paisaje que desde allí se divisa, es sencillamente de ensoñación. Pero esa es apenas la forma de dar la bienvenida al visitante: los restos arqueológicos que existen en esa magnífica península, en particular, las “piedras cansadas” y el museo de la Morenada que documenta que Taraco es el origen de uno de nuestros ritmos y danzas más hermosas y originales de nuestro repertorio folklórico, ya nos dicen que Taraco es uno de esas perlas del Titikaka que nos esperan con impaciencia. Las “piedras cansadas” son material pétreo traído desde Copacabana para la construcción de Tiwanaku, toda una odisea de transporte lacustre hace no menos de un milenio atrás!.

San José de Taraco

Iña Cuyo, es el nombre del sitio arqueológico ubicado en la Isla de La Luna o Coati. Se dice que era el templo incaico dedicado a las vírgenes, otro emplazamiento maravilloso, donde se funden el Lago con una de las vistas más portentosas de la Cadena Real, que nos transporta imaginariamente a lejanas épocas.

Isla de La Luna

Sampaya pertenece al municipio de Copacabana y queda justo al frente de la Isla de La Luna. Se trata de un pequeño villorrio de casas construidas de piedras, cuyas cercas forman callejuelas serpenteantes también de piedra. Da la impresión de un refugio secreto, sólo apto para amantes de la naturaleza y de nuestras culturas milenarias, construido celosamente en los lugares más paradisíacos para morar en ellos. El sendero que conduce del pueblo hasta la orilla del lago esta surcado de diversas plantas medicinales, por lo que es oportuno tener algún guía local.

Sampaya – Lago Titicaca Bolivia

Kalaque, ubicado en el municipio de Achacachi, sobre el lago, próximo a Santiago de Huata, es un lugar lleno de misterios, de historias y paisajes maravillosos. Allí la concentración de atractivos y sitios de encanto es mayor que la velocidad de procesamiento de las percepciones que despierta esa región, por lo que desata de modo natural la incesante necesidad de volver allí muchas veces.

Kalaque

El Dragón Dormido, enigmático nombre con el que los pobladores del municipio de Carabuco describen una elevación, emplazada a la vera misma del Lago Sagrado. Por su forma y posición, da la impresión que un dragón se hubiera quedado plácidamente dormido, arrullado por el tenue oleaje y la suave brisa lacustre. Ahí justo al lado, se encuentra Santiago de Okola, un centro natural de recreación en la región norte del Lago, disfrutado al presente casi exclusivamente por sus propios pobladores.

El Dragon Dormido – Carabuco

Pariti es la isla del Lago Menor o Huiñaymarka en la que se ha descubierto recientemente (año 2003) la colección de piezas de cerámica más fabulosa que alguna vez se encontró en nuestro suelo. El icono que representa a tan extraordinaria colección es “El Señor de los Patos”, una figura masculina acompañada de un pato silvestre, una joya de la artesanía, aún para los parámetros actuales más exigentes. El museo de sitio, amorosamente levantado en la isla, eficazmente gestionado por la misma comunidad y hecho posible gracias al esfuerzo de diversas instituciones y de profesionales de gran valía, consigna uno de los tesoros más extraordinarios de nuestro patrimonio arqueológico, que muestra una continuidad con Tiwanaku, aunque a todas luces en sus últimos esfuerzos de esplendor y de agonía.

Santiago de Ojje es la expresión de otro de los parajes más bellos y enigmáticos que pueden encontrarse en el Titikaka. Perteneciente al municipio de Tiquina, esta localidad cuenta con árboles de durazno y manzana a más de 3.800 m. sobre el nivel del mar y tiene imponentes restos arqueológicos, aún ampliamente indescifrados.

Santiago de Ojje – Tiquina – Lago Titikaka

Chuquiñapi, un reducto de paz y quietud, de contemplación y reflexión, es el lugar donde una congregación religiosa ha erigido un centro de retiro, emplazado en una península entre el Lago Menor y el Lago Mayor, allí donde finaliza el estrecho de Tiquina.

Chuquiñapi – Tiquina – La Paz

Hay muchos otros lugares como Vilaya, Pasuja, Sotalaya, Chiripa, Tariqui, Isla Campanario, decenas de ensenadas y pequeñas bahías, de miradores, de lugares de ensoñación. Es la riqueza natural y cultural, arqueológica y paisajística y etnográfica la que se pone de manifiesto en todo su esplendor a través de todos estos parajes.

Ante tanta riqueza no aprovechada, los discursos sobre la pobreza suenan a ecos de impotencia, que delatan la falta de visión para saber incorporar estos atractivos, estas riquezas, en el flujo de las actividades y las oportunidades de los habitantes de estos parajes maravillosos. Debido a que la tierra es poco fértil y no hay vestigios de industrias, el sector turístico emerge como el gran medio capaz de catalizar esta riqueza, de “ponerla en valor” y hacerla aprovechable en beneficio de sus poseedores, las comunidades allí radicadas desde tiempos inmemoriales, y de todos los turistas del país y del mundo que añoren encontrarse con la naturaleza y nuestras culturas ancestrales cara a cara.

Turismo hoy en el Lago Titikaka, en todos estos parajes y refugios escasamente conocidos, es una oportunidad única para descubrir nuevas sensaciones, para encontrarse cara a cara con culturas ancestrales milenarias, con formas distintas de mirar el mundo y hacerse a él.

Bolivia los espera, el Lago Titikaka los convoca.

Fuente: Carlos Rodrigo Zapata C.

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